Perros policía hacen un control férreo de la frontera china de Xinjiang
La condena internacional por la inexistencia de derechos humanos en la Región de Xinjiang, que con una extensión de 1,6 millones de kilómetros cuadrados es la puerta de entrada de China a Asia Central, ha llevado a Pekín a una agresiva estrategia de comunicación destinada a mejorar su imagen, como difundir la cara “amable” de perros policías que controlan sus fronteras.
Por Emer IGLESIAS / Imágenes de la TV estatal china CGTN
China tiene el objetivo puesto en Xinjiang desde hace años por varios motivos. Es una región enorme ubicada en el extremo occidental y hace frontera con Mongolia, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Afganistán, Pakistán e India, por lo que geográficamente es una zona estratégica para Pekín. Pero el principal quebradero de China es por la población de esta región autónoma: una variedad de grupos étnicos minoritarios, incluidos los hui, los kazajos y el grupo más grande, los uigures, de religión musulmana, lengua turquina y alfabeto árabe.
La obsesión de China por esta región viene de lejos. Cuando el Partido Comunista llegó al poder, hace 70 años, se encontró con varios millones de uigures viviendo en una región remota pero estratégicamente vital que no tenían la menor intención de abrazar las enseñanzas de Mao.
¿Y qué hizo el Partido Comunista de China? Pues combinar la represión política típica de un régimen totalitario con la presión demográfica. Las autoridades fomentaron la llegada de chinos de la etnia Han a Xinjiang. En otras palabras: buscaron la manera de diluir la cultura uigur con emigrantes culturalmente leales al régimen. La eficiencia de la medida queda reflejada en las cifras: históricamente los uigures habían sido la mayoría en la región, ahora representan poco menos de la mitad de los 22 millones de habitantes de Xinjiang.
El gobierno chino siempre ha vinculado a esta etnia con el terrorismo islamista, y para cortarlo de raíz ha tomado medidas sobre la población de Xinjiang. En los últimos años, Pekín ha intensificado las restricciones al Islam en nombre de la lucha contra el terrorismo. La represión incluye prohibir los velos, las barbas largas y los nombres islámicos, tomar medidas enérgicas contra los grupos de estudio del Corán e impedir que los funcionarios musulmanes ayunen durante el Ramadán.
La represión se ha intensificado cuando se tomaron una serie de medidas de seguridad, como la instalación de una red de puestos de control tripulados y cámaras de vigilancia alimentadas por inteligencia artificial para rastrear las rutinas diarias de las personas. Las autoridades también recopilaron datos biométricos de los residentes y realizaron verificaciones al azar en sus teléfonos para buscar contenido que se considere problemático o sospechoso.
Pero el mayor paso que ha dado China en su represión es su red de campos de detención en toda la región de los que el Departamento de Estado de EE UU estima que hasta 2 millones de uigures y otras minorías musulmanas han pasado por ellos. El gobierno chino dice que son “centros de capacitación vocacional” donde personas voluntarias aprenden habilidades laborales, idioma chino y leyes, e insiste en que son necesarios para prevenir el extremismo religioso y el terrorismo.
La situación en esta región ha llevado a una amplia condena internacional, poniéndose en peligro incluso los Juegos Olímpicos de Pekín 2022, a los que Estados Unidos acaba de anunciar que no va a enviar a ningún representante diplomático. Pekín no está dispuesta a que el mundo dude de su “buen hacer” y mantiene un control férreo de los 208.000 kilómetros cuadrados de zona fronteriza de Xinjiang.
Junto a los policías en los 16 puntos fronterizos que protegen más de 5.700 kilómetros, trabajan perros entrenados especialmente no solo para detectar drogas o explosivos, sino también para detener a quien intente entrar o salir de la región de forma irregular.
Uno de los especialistas en adiestramiento de los canes muestra la cara amable de estos perros al mundo, sobre todo al continente africano, donde se publican sin descanso noticias bien hechas y a la medida de la política exterior china y donde el país oriental ha comenzado a exportar la censura que practica en casa a África, donde China va ganando la batalla comercial a Europa y Estados Unidos y aspira también a imponerse en la de la opinión pública y la propaganda.
Los perros, sobre todo pastores alemanes de pelo largo, hacen una demostración de cómo desarrollan su trabajo en los pasos fronterizos. Como las temperaturas son muy bajas, las imágenes de los canes correteando por la nieve sin inmutarse por el frío es la primera demostración de fuerza de la Policía de Xinjiang controlada por el poder establecido.
La edad media de los perros es de 3-4 años y para llegar a esta preparación han necesitado un año de formación en la escuela ubicada en una de las zonas más recónditas de esta estratégica región china.
Entre sus funciones está detectar pólvora negra, por ejemplo, en el interior de vehículos en su lucha contra el terrorismo islamista. “Están preparados para detectar cualquier explosivo, incluso sus combinaciones. Cuando lo detectan no lo tocan ya que puede ser peligroso, lo marcan y ya van los especialistas a neutralizarlo”, dice el adiestrador a la televisión estatal china CGTN.
Aunque haya temperaturas bajo cero, los perros lo detectarán, con fuertes rachas de viento es donde pueden tener algún problema, “por eso ahora estamos entrenando en este aspecto”.
Intrusos
Pero estos perros no solo buscan explosivos, en realidad su principal actividad es participar en detenciones de los que intentan pasar la frontera de forma irregular, ya que Pekín tiene prohibida prácticamente la entrada y salida de esta región.
“Tenemos a un criminal que no coopera en los interrogatorios, no solo no responde a nuestras preguntas, sino que intenta escapar. Es entonces cuando soltamos a los perros y lo reducen, ayudan a los policías a capturarlo. El perro obliga a ese hombre a detenerse, porque a veces el sospechoso no coopera y el perro tiene que ayudar a reducir los riesgos de posibles peligros o la fuga”, indica el adiestrador.
El policía instructor canino reconoce que este es uno de los trabajos que los perros suelen hacer a diario, “este tipo de habilidades se aplica en patrullas diarias en las fronteras cuando hacemos preguntas y el sospechoso se niega a responder, incluso cuando intenta escaparse, lo liberamos y ayudan con la captura”, matiza.
En definitiva, unos perros, de tamaño grande, que están preparados fundamentalmente para frenar las entradas o salidas en los 16 pasos fronterizos que hay en esta región, puerta de entrada desde Asia central.
Los datos
16 pasos fronterizos controla la Policía de Xinjiang con perros
8 países hacen frontera con esta estratégica región: Mongolia, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Afganistán, Pakistán e India
El verdadero trabajo que hacen estos perros es mantener las fronteras cerradas a cal y canto. Si alguien intenta entrar o salir por alguno de sus 5.700 km saltan sin piedad en manada y lo reducen hasta que llega el aluvión de policías
(Páginas 4-7)
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