Nueva tecnología revolucionaria para la displasia
Cuatro investigadores de la Universidad Politécnica de Chiapas, México, han desarrollado un prototipo de férula con magnetoterapia destinado a la recuperación de caninos de gran tamaño afectados de displasia o luxación de cadera. Este “invento” que combina tecnología emergente con cuidado integral, ofrece mejoras tangibles en la marcha y reducción del dolor
Por M. ARAMBARRI
El objetivo de los investigadores fue encontrar métodos para la rehabilitación postoperatoria en perros grandes afectados por displasia o luxación de cadera, debido a “la limitada eficacia observada en las opciones de rehabilitación existentes para perros grandes tras un procedimiento quirúrgico”.
Según los cuatro profesores de la Politécnica, “esta brecha en las estrategias terapéuticas ha suscitado la indagación de alternativas innovadoras dando lugar al desarrollo de un prototipo de férula con magnetoterapia”.
Este proyecto se fundamenta en la búsqueda de un enfoque novedoso que no solo mitigue el dolor y reduzca la inflamación, sino que acelere significativamente el proceso de recuperación en perros de razas grandes.
En principio esta férula con magnetoterapia se “erige como faro de esperanza, indicando nuevas perspectivas para aliviar el sufrimiento y potenciar la recuperación en los perros”.
Pero, ¿en qué consiste este prototipo? Según el artículo publicado por los autores en la prestigiosa revista científica multidisciplinar Ciencia Latina, se parte de que la magnetoterapia “es una modalidad empleada en fisioterapia en la cual se aprovecha la energía electromagnética para ofrecer un tratamiento eficaz, seguro y no invasivo”.
Es una técnica que aprovecha los campos magnéticos para interactuar con las células del cuerpo, estimulando así la recuperación de las condiciones fisiológicas normales. “Al incidir sobre las membranas celulares, la magnetoterapia las vuelve más receptivas, lo que contribuye a restablecer el potencial correcto de membrana, esencial para garantizar el adecuado suministro de nutrientes dentro de las células”, indican.
A nivel de órganos y estructuras anatómicas, los efectos de la Magnetoterapia incluyen la generación de analgesia, la reducción de la inflamación, la estimulación de la absorción de edemas y la regeneración de tejidos. De manera particular, los campos magnéticos de baja frecuencia ejercen un efecto significativo en la migración de los iones de calcio en los tejidos óseos. Este fenómeno tiene la capacidad de inducir la consolidación de la masa ósea y favorecer la reparación de fracturas.
Partiendo de aquí diseñaron un circuito con unas bobinas por donde pasa el flujo de corriente que llega al animal. Para ello integra una serie de componentes claves que cada uno desempeña un papel específico en el control y regulación de las bobinas.
El corazón de todo este sistema es un microcontrolador (el ATmega328P) que actúa como el cerebro del circuito y coordina todas las operaciones necesarias para controlar las bobinas. Además, el usuario de este sistema puede ajustar la corriente y la frecuencia de las bobinas a través de varios sensores que envían las señales al microcontrolador, que procesa la información recibida del usuario y genera las señales de control necesarias.
Efectiva
Con este desarrollo, la férula con magnetoterapia se muestra como una herramienta efectiva en la rehabilitación postoperatoria. “La mejora en la marcha y la reducción del dolor y la rigidez respaldan la efectividad de esta intervención en la recuperación funcional de perros con luxación y displasia de cadera. Desde una perspectiva clínica, estos hallazgos plantean la posibilidad de integrar la férula con magnetoterapia en protocolos de rehabilitación postoperatorios para perros grandes con estas afecciones ortopédicas”, matizan en su publicación los autores.
Reto
La férula se concibe así más que como una herramienta terapéutica, como una revolución en la rehabilitación tras una intervención. Ahora queda como reto investigar y descubrir si esta férula puede extender su impacto más allá de la luxación y displasia de cadera.
Los datos
25% de los perros puede sufrir displasia
46% de menor incidencia al bajar de peso
30-40% no manifiestan síntomas cuando son jóvenes
(Páginas 32 y 33)
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