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La mejor ayuda a perros de trabajo: conocimientos veterinarios 

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Por Marta NOGUÉS de Assertivity, (Intervenciones Asistidas con Animales); licenciada en veterinaria, máster de fisioterapia, técnica y experta en Intervenciones Asistidas con Animales, formada en propiocepción canina. (Extracto del seminario “Conocimientos veterinarios aplicados a los perros de trabajo”, organizado por la Asociación de Guías Caninos Policías Locales de Cataluña, cuyas prácticas se realizaron con Black, un perro de terapia asistida).

Cualquier persona que tenga un perro, más si es de trabajo o de deporte, es imprescindible que tenga algunos conocimientos veterinarios básicos sobre su bienestar físico, psíquico y emocional. El guía, la persona en quien recae la responsabilidad, debe tener en cuenta varios factores para velar por el bienestar del perro y poder disfrutar conjuntamente de este binomio que se crea.

Estos factores son, ante todo, las necesidades básicas del perro: comer, beber, sociabilizarse con otros perros, descansar y hacer ejercicio. Una vez cubiertas estas necesidades es importante entender y aprender sobre comunicación canina. Saber observar, escucharlos y comunicarse de forma comprensible para ellos no sólo va a fortalecer el vínculo entre guía-perro, sino que también permite comprender su comportamiento, conocer sus motivaciones para potenciar aquello que se busque en el trabajo o el deporte, y a la vez disminuye el estrés causado por incomprensión frente a las señales del guía.

Estos conceptos, aunque obvios, son imprescindibles. Como guías tener algunos conocimientos veterinarios es de gran utilidad para prevenir enfermedades, lesiones, problemas conductuales y disminución del rendimiento. Saber cuándo hay que correr al veterinario y cómo actuar frente a emergencias o urgencias puede ser esencial para el animal.
Para empezar es necesario conocer los parámetros normales del perro, reconocer su anatomía y qué problemas son los más comunes. Se trata de identificar anomalías o alteraciones en el perro que permitan una pronta detección.

Los aspectos veterinarios que cualquier guía debería tener en consideración son los siguientes:
1) Parámetros estándares. Los parámetros de Frecuencia Respiratoria (FR, respiraciones por minuto: rpm), Cardíaca (FC, pulsaciones por minuto: ppm), Temperatura Rectal (TR) y color de las mucosas son básicos para valorar el estado general del perro. Dan información de cómo estan los órganos vitales. Si se detectan pequeños cambios en estos parámetros pueden ser relevantes para evitar que los órganos vitales lleguen a estar comprometidos irreversiblemente.

2) Anatomía. Reconocer la anatomía del perro es útil para prevenir lesiones (contracturas, tendinitis, desmitis, luxaciones, displasias, etc), detectar anomalías (inflamación de linfonodos, articulaciones) y sacar el máximo rendimiento, siempre teniendo en cuenta su bienestar. Un trabajo mejor realizado va a conllevar un estado emocional más positivo para el perro, mayor motivación y mayores resultados. Tomando consciencia de esta anatomía se puede ser más preciso a la hora de exigir ciertos ejercicios, ya sean saltos (recepción en la caída), arrancadas (propulsión con las extremidades posteriores), mordidas (ring francés, mondioring, …), posiciones corporales marcadas (rastreo, OCI, …) y un largo etcétera. En este tipo de actividades es importante valorar la opción de utilizar la fisioterapia canina como una buena herramienta, siempre y cuando sea realizada por un especialista o que éste marque la pauta.

Un estado óptimo de salud física, mental y emocional es la principal fuente de energía ante un trabajo 

3) Cuidados básicos. Cuidados generales de higiene (uñas, ojos, boca, oídos, extremidades, pelo, etc), vacunas, desparasitaciones internas y externas y una buena alimentación (porcentaje de proteína y grasas, tipos de pienso según las necesidades del perro, edad, ejercicio, raza, dieta barf…) son claves para un buen rendimiento. Hay que conocer las edades en las que hay cambios hormonales en hembras y machos, ya que puede haber cambios de conducta. Es fundamental aconsejarse bien frente a la decisión de castrar o no al perro. También es importante saber si es necesario pedir ayuda al veterinario, etólogo o a un especialista en educación canina para evitar el estrés físico y emocional del perro.

Un estado óptimo de salud física, mental y emocional es la principal fuente de energía para responder frente a un trabajo, entrenamientos o competiciones. Por ello, también se recomiendan controles veterinarios anuales a modo de prevención, así cómo conocer qué factores pueden producir disminución en el rendimiento del perro. Algunos de estos implican situaciones nuevas, olores nuevos, ruidos, sobrecargas de trabajo, medicamentos, dolores, altitud geográfica, temperatura ambiental, mala sociabilización, no comprensión del ejercicio, frustración y mala comunicación del guía, entre otras. El conocimiento de estos factores ayuda a tomar consciencia de cómo relacionarte con él, mejorar el vínculo entre los dos y potenciar su rendimiento.

4) Enfermedades más comunes. Saber de la existencia de algunas de las enfermedades más comunes que pueden causar graves problemas a los perros permite tener información suficiente para saber cuándo es conveniente ir al veterinario de forma urgente o no alarmarse por cualquier cambio, como por ejemplo, el Moquillo, Hepatitis canina, Leptospirosis, Parvovirus, Coronavirus, Traqueobronquitis (“tos de las perreras”), Rabia, Babesiosis canina, Erlhichiosis, Enfermedad de Lyme y Leishmaniosis y otras, que son consideradas zoonosis (pueden ser transmitidas al ser humano), como por ejemplo, la Leptospirosis, Rabia, Colibacilocis, Brucelosis, Toxocara canis (Larva migrans visceral) por contacto de secerciones, heces o saliva infectada y Babesiosis, Leishmaniosis, Erlhichiosis y Enfermedad de Lyme en las que es imprescindible un vector intermediario (garrapata o mosquito que pica a un perro infectado y después al ser humano).

5) Emergencias/Urgencias. Saber cómo actuar frente a emergencias (requiere atención inmediata con riesgo vital) o urgencias (requiere atención inmediata sin riesgo vital) y tener nociones básicas de primeros auxilios puede llegar a salvar la vida del perro.

Los primeros auxilios empiezan por una evaluación del estado general del animal (su situación, si está consciente o inconsciente, su respiración, el sistema circulatorio, etc), aprender a realizar un RCP (Reanimación Cardio-Pulmonar) o cómo actuar frente a fracturas o heridas, hemorragias (internas y externas), quemaduras, golpes de calor, intoxicaciones (por alimentos o por medicamentos), reacciones alérgicas (oruga procesionaria del pino), convulsiones, asfixia, síncope, trastornos gastrointestinales (ingesta de cuerpos extraños) y torsión de estómago, entre otros.

Es importante que quede claro que la intención de este escrito no es pretender que los propietarios hagan de veterinarios de sus propios perros, sino que como guías conozcan en mayor grado a su amigo fiel y que con estos conocimientos veterinarios se les pueda ofrecer la mejor calidad de vida que sea posible.

https://associacioguiescaninspolicieslocalscatalunya.wordpress.com/

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