España no considera, de momento, implantar una tasa por tener una mascota
El debate sobre la implantación de un impuesto por tener perro no es nuevo. Los ayuntamientos lo ven como una fuente de financiar lugares públicos, pero en realidad sería algo nefasto en España donde todo el mundo está de acuerdo en aunar esfuerzos para rebajar las elevadas cifras de abandono. Podría elevar el riesgo de fraude y bajar las adopciones. Mientras que está en marcha en países de nuestro entorno como Alemania, Países Bajos y Suiza, y Francia lo está debatiendo, en España la legislación busca más la recaudación vía multas que a través de impuestos
Por Óscar REKALDE
Los dueños de los más de nueve millones de perros que hay censados en nuestro país están alerta ante la posibilidad de que se implante un nuevo impuesto en nuestro ordenamiento tributario: una tasa por tenencia de perro.
El debate surge cada cierto tiempo como una ola, ahora se ha suscitado la polémica al abrir la caja de los truenos en Francia en plena negociación de los presupuestos de 2025, el periodista François Lenglet preguntando por qué no gravar a los dueños de perros franceses como ya se hace en Alemania.
Propietarios, medios de comunicación, asociaciones animalistas o profesionales del mundo del perro en el país vecino se han lanzado en tromba a rechazar esta posibilidad, fundamentalmente por dos cuestiones: por un lado porque puede provocar un incremento del fraude al aumentar el número de perros no inscritos en los registros oficiales y por otro porque pueden bajar las adopciones y las protectoras se verían en serias dificultades para seguir adelante.
Entre los motivos para defender esta medida el primero y prácticamente único es recaudatorio: serviría para equilibrar las cuentas y ayudar a mantener los lugares públicos de esparcimiento canino.
El debate francés ha saltado las fronteras y ha tomado forma en España, donde la Ley Animal no contempla por ningún sitio esta posibilidad, aunque tampoco la rechaza. En la nueva legislación, que aún está en fase de desarrollo reglamentario, los ingresos para las arcas públicas llegarían vía multas o sanciones para aquellos propietarios que no cumplan con unos estándares mínimos de bienestar animal.
En este punto hay que recordar la polémica que se creó cuando por primera vez se mencionó que la Ley animal contemplaría la obligatoriedad de la realización de un curso de tenencia de perros para los dueños. La polvareda levantada obligó a la Dirección General de los Animales a matizar que el curso será totalmente gratuito para los propietarios. Difícilmente se podría ahora instaurar un impuesto sin levantar un rechazo social.
Desde la RSCE, señalan a LADRIDOS que “no tiene ninguna información acerca de la posible imposición de este tipo de tasas a los propietarios de perros, ni ha estado nunca sobre la mesa en las negociaciones con la Dirección General de Derechos de los Animales”.
Para los responsables de esta organización canina “el perro es mucho más que un capricho o una mera propiedad. Nuestro propio ordenamiento civil los reconoce como seres sintientes, con un estatus diferente al de otros animales, por lo que un gravamen específico sobre su tenencia sería una muy mala noticia para los millones de dueños de perros que hay en España”.
Mejores servicios a cambio
La Real Sociedad Canina de España concluye que “cree más importante poner el foco en la educación para el bienestar y para la convivencia social con los animales que utilizarlos sólo como vía recaudatoria y que, de ser así, también sería imperativo, a todos los niveles, tener unos servicios adecuados, zonas de esparcimiento, acceso a edificios públicos y al transporte, etc...”.
421 millones y un 25% más de fraude
En Alemania, el impuesto por tener perros da unas ganancias al erario público de 421 millones de euros al año, según los datos de 2023, que significa un 40% de aumento en la última década. Cada propietario de una mascota paga una media de 120 euros anuales a los fondos púbicos, aunque cada ayuntamiento tiene potestad para poner su propia tasa. Así, en Berlín o Fráncfort son 120 euros por perro, 180 si se tienen dos mascotas caninas y la cifra llega a los mil euros si son razas consideradas peligrosas, como puede ser el rottweiler.
Los expertos señalan que desde que se instauró este gravamen en Alemania hace más de diez años el porcentaje de perros sin registrar aumenta una media de un 25% para sortear el pago de la tasa.
Los municipios insisten en que este dinero se destina tanto a la construcción y mantenimiento de los parques caninos como a la limpieza de las calles de excrementos perruno.
Este razonamiento, también usado en naciones como Países Bajos o Suiza, no convence a los economistas que alertan de que imponer una tasa por perro puede suponer perder el sentido de la equidad de lo público. Así, por ejemplo, añaden, que si los dueños de perro deben pagar por los parques caninos, los ciclistas deberían hacer lo mismo por los carriles bicis, o los padres por los parques infantiles.
(Páginas 26 y 27)
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