De la cuneta a las aulas
Primer instituto de Secundaria en España que integra a una perra como coeducadora para motivar el aprendizaje de los alumnos.Hace tres años surgió como proyecto de integrar la motivación extra de tener un perro en clase en la enseñanza convencional de un instituto en una ciudad de 35.000 habitantes. Tras dos años realizando actividades con perros de asistencia, Maika Ruiz dio el salto a realizar un proyecto de innovación educativa, con Tara como “profesora” de Biología. Busca una metodología activa, con un aprendizaje emocional, más relacionado con la vida diaria, alejado de la típica clase de tomar apuntes. Y Tara, en este caso, también es la mejor amiga del alumno.
Por Miguel PELE
Tara es una perra mestiza de perro lobo checoslovaco que tiene 7 años y fue encontrada en la carretera con unos tres meses. Pasó primero a ser perra de acogida y posteriormente adoptada por Maika. A partir de los tres años, en palabras de la profesora del IES Azorín de Yecla (Murcia), la fue “educando para que finalmente fuese mi acompañante en las clases que daba en el instituto”. Este entrenamiento, que ella prefiere llamar educación, lo ha ido haciendo a través de sus propios conocimientos adquiridos tras su formación autodidacta. Es bióloga marina y siempre se ha interesado por el mundo animal y por la etología, ha sido voluntaria de albergues de animales, ha acudido a charlas de perros de la unidad canina de rescate de la policía de Alicante y ha colaborado con varios adiestradores. Hace un año obtuvo el máster en la universidad de Elche.
Para iniciar el proyecto contó con el imprescindible apoyo del equipo directivo del instituto. Los profesores se han mostrado partidarios de realizarlo, pero falta que den el paso tras hacer la formación y realicen este tipo de actividades. Con los padres se cuenta con el apoyo del 100%. Se les informó, se mandaron circulares y se pidió que indicasen si había alergia o fobia y firmaron autorización. Y los alumnos, muchos de ellos con mascota en casa, se están beneficiando de toda la tranquilidad que les transmite Tara y ha conseguido que sean más comunicativos en casa, contando a sus padres todo lo que hacen en esas sesiones.
El entrenamiento siempre ha sido en positivo, con juguetes, pelotas, tiradores, cuerdas… y luego comida. Le colocaba maquetas de órganos del cuerpo humano, fichas, dibujos… y le enseñaba a marcar la que quería que encontrase reforzándola con comida. Al final, conseguía que lo hiciese de forma automática. En clase, a la que Tara acude con su peto, con sus fichas, con su bebedero y mantita, unas veces hace de profesora y les enseña a los alumnos con esas maquetas o con dibujos en la pizarra, ella va y marca la respuesta correcta. Otras veces, se invierten los papeles y Maika le pide a los alumnos que le enseñan a Tara algo que ella no sabe, con lo que consigue motivarlos. “Y si un día Tara no lo hace bien, también me sirve porque es otra forma de que ellos vean que de los errores también se aprende y no les dé tanto miedo al fracaso”, afirma Maika.
Da clases a alumnos de 1º de la ESO, entre 11 y 13 años, y a los de la FP básica, que pueden llegar a los 18. Se hacen desdobles, ella se queda con la mitad, mientras la otra parte se va con otro profesor. Con los alumnos mayores lo que trabaja esencialmente es el tema de la disruptividad y el control de las emociones, y con el simple hecho de que Tara esté en clase hace que baje el nivel de nerviosismo. “Si los veo que se ponen nerviosos se la acerco y la acarician y con ese simple gesto se tranquilizan, Tara me sirve para generar un buen ambiente en el aula”, asegura Maika.
A veces, a estos grupos se unen alumnos con necesidades educativas especiales que hay en un Aula Abierta del centro, puesto que para ellos es una forma muy importante de socializar, para que el resto de los alumnos no los miren como los diferentes y todos quieren salir a echarles una mano.
Cuando Tara acompaña a Maika al instituto lo hace durante toda la jornada. Se incorporan a las 8:15 y permanecen en el centro hasta las 14:30 horas. Para un humano es una jornada laboral habitual, pero para un perro son demasiadas horas. De este modo, Tara puede hacer dos sesiones durante la mañana, la saca durante su tiempo de descanso para que pasee por los alrededores del instituto y siempre la acompaña, con su agua y su mantita al resto de las clases que debe impartir. Aunque no participe en las mismas, se queda en algún rincón a dormir.
Maika necesita tiempo para preparar sus clases, materiales de los que no dispone: fichas de lo que quiere enseñar, un peto para la perra en el que colocar las fichas, comedero y bebedero, una camita o una manta donde dormir… material que en un instituto no disponen.
La preparación de las actividades es constante y le dedica mucho tiempo en casa. Al ser clases quincenales, dedica estas dos semanas a ensayar con Tara lo que quiere que a su vez enseñe a sus alumnos, para que al llegar a clase consiga atraer la atención de los chicos.
Como en todo falta financiación, poder contar con un guía canino que se hiciese cargo del perro (o los perros) mientras no trabaja, lo cuidase y lo llevase a casa al terminar sus sesiones, manteniéndolo descansado para la siguiente… Lo ideal es tener a una persona ocupándose de los perros todo el tiempo y otra, la profesora, que lo llevase a realizar las actividades programadas. “Y en estas situaciones, hay que estar suficientemente formado para manejar al perro y a los alumnos y evitar que haya algún accidente”.
Si Tara no tiene que trabajar en el instituto se queda en casa, como cualquier otro animal de compañía, junto a otra perra y una gata. Y seguirá siendo “profesora” y compañera de Maika mientras su dueña la vea con la energía y felicidad suficientes para ejercer como docente sin título, pero con vocación
Maestras ya en 5º de Primaria
Este proyecto continúa y promocionó a 5º de Primaria. Marta Cols, con sus perras Gina (labrador) y Taca (mastín) siguen realizando su labor, que incluye a sus 23 alumnos, más los del aula de acogida y dos grupos de infantil, entre los que hay un alumno TEA (trastorno del aspectro autista). En la revista de marzo de 2018 presentamos el proyecto “Maestras de 4º de Primaria”, uno de los que se llevan a cabo en España con alumnos menores de doce años.
La valoración de resultados del curso pasado es muy positiva, pues los alumnos aprenden no solo lectura y matemáticas o actividades de cohesión del grupo, sino a convivir con animales, a reconocer sus necesidades, a tener una responsabilidad con ellos: bebida, sueño, paseo... (algunos alumnos dedican parte de su tiempo de recreo a sacarlas a pasear y que hagan sus necesidades). Esto les hará ser conocedores de lo que significa tener una mascota y les hará más responsables, no solo como alumnos , sino también como futuros propietarios de animales de compañia.