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El año chino del perro acaba sin cambios en el país asiático

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Los chinos, que mueven más de 8.000 millones de euros en el sector de las mascotas, aprovechan los últimos cartuchos para disparar sus excentricidades. El año del perro que finaliza en breve no ha conseguido acabar con la guerra a los canes que se vive en China. Mientras que el sector mueve 60.000 millones de yuanes (7.797 millones de euros) y se estiman 100.000 millones de yuanes para 2022 y se disparan los que han aprovechado el año lunar para llenar de excentricidades a sus canes, en la zona pobre de Luy nadie ha conseguido acabar con el vergonzoso festival de carne de perro que cada vez tiene más enemigos dentro incluso de China. 

Por Carlos XESTAL / Efe

El año chino del perro que acaba el 4 de febrero ha levantado muchas movilizaciones en el país asiático sin consecuencias.En China, donde hay 776 millones de trabajadores, el año del perro es un año bueno y las personas nacidas en él son leales, honestas, valientes y se preocupan por el cuidado de los demás. Desde que comenzó el año en febrero, una gran parte de dueños de mascotas se ha preocupado de darle los “mejores” cuidados, excentridades incluidas. Se cacula que el sector mueve 60.000 millones de yuanes (7.797 millones de euros) y que aumentará hasta los 100.000 millones en 2022. Hay 91,5 millones de perros y gatos que requieren cuidados y servicios como la alimentación, esterilización, aseo, vacunas, tratamiento médico y capacitación. Y, por supuesto, lujo.

En las tiendas para animales de Cole Zhang, dueño de Blue Bone, una cadena de negocios de lujo destinados a mascotas, los perros pueden disfrutar de baños en piscinas o jacuzzi con sales del Mar Muerto, cortes de pelo con masaje incluido y tratamientos como el blanqueamiento dental o de las patas.
Tener una mascota con los dientes más blancos cuesta 580 yuanes (75,3 euros) mientras que el precio de dejarles las pezuñas impolutas varía entre los 98 yuanes (12,7 euros) y los 398 yuanes (51,7 euros).
“El dueño de una mascota gasta unos 600 yuanes de media al mes (77,9 euros), mientras que en nuestra tienda el gasto es de unos 3.000 yuanes (389,8 euros)”, apunta Zhang, sin contar el cumpleaños.
“Normalmente el día de su cumpleaños recogemos al perro en su casa, lo llevamos a la tienda, le hacemos los tratamientos necesarios y lo llevamos a casa con el pastel”, explica el empresario a Efe. El viaje puede ser en un Maserati (por 300 yuanes el kilómetro, 38,9 euros), en un Ferrari (500 yuanes el kilómetro, 64,9 euros) o incluso a bordo de un lujoso Rolls Royce (800 yuanes el kilómetro, 103,9 euros).

Este comportamiento hacia los perros, que es criticado por expertos en psicología, choca con la existencia en el mismo país del único festival que hay en el mundo donde se come carne de perro. Aunque las organizaciones activistas en defensa de los animales llevan años luchando porque se suprima el festival de carne de perro de Yulin, no han sido capaz de conseguirlo ni siquiera en este año chino del perro.
Mientras que otros años, más de 10.000 perros eran sacrificados para la celebración de este festival en la región autónoma suroccidental de Guangxi, una de las más pobres de China, en los últimos años la cifra se ha reducido hasta el millar por la presión internacional. Según Peter J. LI, profesor asociado de política de Asia oriental en la Universidad de Houston-Downtown, “la condena mundial en los últimos años ha despertado a las autoridades de Yulin. En 2014, el Gobierno de la ciudad de Yulin tomó medidas para desasociarse con la industria local de la carne para perros, negando que alguna vez hubiera respaldado el “festival”. También emitió una orden interna a todos los empleados gubernamentales para que no visitaran los restaurantes de carne para perros durante el evento. Se les dijo a los comerciantes que redujeran el número de ventas y de sacrificio”.
Además cada vez más activistas internacionales se trasladan hasta Yulín coincidiendo con el festival y liberan a todos los perros que pueden. Los comerciantes los suelen vender por cinco euros, y las organizaciones invitan a comprarlos para liberarlos de una muerte segura.
Pero la verdadera fuerza que puede acabar con esta masacre viene del interior del país. Cada vez hay más chinos concienciados con el bienestar animal y se movilizan contra esta fiesta absurda que se celebra desde 2010.


Según Peter J. LI “Lo que acelerará la desaparición de la industria es el nuevo y fenomenal cambio que se está produciendo en la China de hoy. Ha cruzado el umbral marcándolo un país de ingresos medios. La urbanización está causando un cambio de cultura que significa que los perros y los gatos son vistos más como compañeros, en lugar de una fuente de ingresos. Los hijos de los comerciantes de carne de perro de Yulin no están dispuestos a heredar la profesión de sus padres”.
El contraste de esta vergüenza mundial, sus atroces imágenes dan la vuelta al mundo, se encuentra en las excentridades que los habitantes de las zonas más ricas del país están haciendo con sus canes para celebrar el año del perro. Ropas imposibles, peinados impensables, tratamientos de belleza impagables, complementos lujosos, manicuras al más alto nivel o, incluso, braguitas de encaje, mueven una industria en el país asiático de millones de dólares sobre todo en Hong Kong que refleja, una vez más, una doble vara de medir en unas conciencias muy alejadas de la tenencia responsable de animales hacia la que caminan todos los países, avanzados o no.

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