El valiente scottish
Ciertamente desconocida, el Scottish Terrier es una raza canina que empezó a cobrar mayor relevancia cuando Franklin Roosevelt se hizo con un ejemplar de la raza llamado Fala. Con menos de 1.000 ejemplares en nuestro país y una docena de criadores regulados, el Scottish Terrier presenta bastantes problemas de salud que han de ser prevenidos durante el largo proceso de cría.
Por Jonathan MANZANO
El Scottish Terrier es una raza canina que procede de Escocia, una de las cuatro naciones que constituyen Reino Unido. El hombre escocés evaluando sus necesidades en cuanto al uso que requería de sus perros, comenzó a criar y a desarrollar aquellas razas que pudieran combatir las diversas alimañas que poblaban las zonas. Debían ser ejemplares muy fuertes, con gran olfato para localizar las madrigueras y lo suficientemente valientes como para enfrentarse, por ejemplo, con un zorro enfurecido sin retroceder y lo suficientemente pequeño como para cavar con fuerza con patas robustas para no cansarse y poseer alta capacidad para adentrarse en madrigueras bajo tierra.
Los primeros relatos sobre la raza datan del siglo XV y ya en el siglo XVII aparecen las primeras referencias en cuadros y escritos. “Fue conocido como terrier de Aberdeen a finales del siglo XVIII y XIX. Habitaba en las tierras de Highland en Escocia y era muy preciado por todas las personas por su protección a las granjas en los duros inviernos de zorros, martas y otras alimañas que destrozaban gallineros y pequeños rebaños” explica Juan Isidro Fernández Díaz, presidente del Club Español del Scottish Terrier, quienes llevan 25 años representando a esta raza canina en nuestro país. Finalmente, la raza se formó en 1882, estableciéndose el primer estándar oficial un año después. Tres años más tarde, la raza comenzó a consolidarse, tal como la conocemos en la actualidad, por el Capitán Gordon Muray.
La primera exposición de esta raza canina se celebró en Leeds en 1861, seguida de otra en 1862 en Islington y posteriores en 1871 y 1873 en Edimburgo. A pesar del interés que despertó esta raza en la mayor parte de Gran Bretaña, no fue hasta el año 1925 cuando se inscribió el estándar oficial de la raza en Estados Unidos. Se convirtió en todo un fenómeno mediático cuando Franklin Roosevelt, quien era propietario de un ejemplar, llamado Fala, fuese electo presidente.
A nivel nacional, Juan Isidro Fernández Díaz cuantifica a esta raza en nuestro país en torno a una cantidad que “no supera los 1.000 ejemplares, aunque de calidad y sin enfermedades hereditarias no creo que superen los 400” explica Juan Isidro. Con apenas una docena de criadores, “se suele tener una o dos camadas al año y, a veces, con muy pocos ejemplares. De ahí su valor, prima la calidad y salud sobre la cantidad”.
El tamaño y peso del Scottish Terrier (8,5 kg a 10 kg y de 25 a 28 centímetros de tamaño) los convierte en unos canes excelentes para cazar bajo tierra, excluyendo perros de excesivo peso. De color negro, trigo o atigrado, el manto pegado a su cuerpo presenta una doble capa, una interna corta densa y suave y otra externa dura y de textura de alambre, que le protegen de la intemperie y han de ser peinadas unas tres veces por semana para evitar que se le enrede el pelo. “El color negro fue seleccionado para pasar desapercibido por las noches, aunque el atigrado es la capa original” afirma Juan Isidro Fernández Díaz.
El temperamento de esta raza destaca por ser un perro fiel, leal, noble y muy inteligente. Osado, pero nunca agresivo. “Es un perro noble con mucha independencia extremadamente inteligente y amante de su familia. Adora a los niños mientras no le tiren de las barbas y cola pues entonces enseñaría los dientes” sostiene Fernández Díaz.
El Scottish Terrier es una de las diez razas caninas más propensas a padecer cáncer, especialmente de vejiga, tal y como publicó recientemente una investigación llevada a cabo por la Morris Animal Foundation (MAF). Asimismo, pueden presentar otras problemáticas de salud como alergias de piel; problemas de mandíbula; la enfermedad de Von Willebrand, una especie de hemofilia que hay que testar para evitar la cría con esta tara; la osteodistrofia craneomandibular, que produce un gran dolor al apreciarse una hipertrofia de la parte montante de la mandíbula, prácticamente desencajada; y, por último, la denominada scottie cramp, que es una especie de tic nervioso que hace que el perro se mueva con movimientos anormales. “Afortunadamente, estas enfermedades pueden ser testadas en la actualidad y advertir que, tanto progenitores como cachorros, no son portadores” sostiene Díaz.
Morfología del Scottish Terrier
Procedente de Escocia presenta una esperanza de vida media de 12 a 15 años. El Scottish Terrier es un perro compacto, de 8,5 kg a 10 kg con una altura a la cruz que gira en torno a los 25-28 centímetros. Los precios en criaderos superan los 1.200€ para cada ejemplar. Esta raza de terriers de talla pequeña es una raza reconocida por la F.C.I desde octubre de 1954 que pertenece al grupo 3 sección 2 que carece hasta el momento de prueba de trabajo.