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En jaulas y perreras se dispara la conducta de caza

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¿Por qué la tasa de abandono en otros países como Alemania u Holanda es inferior a la española? A pesar de la creencia popular la caza no es un instinto, el perro no nace sabiendo cazar, aprende. Durante el periodo de socialización el cachorro se “entrenará” y aprenderá con sus hermanos las conductas encaminadas a satisfacer la necesidad de un recurso.

Por Aránzazu Martínez Solar, etóloga canina en CONDUCTA CANINA

 

Este periodo comienza a las 3 semanas de edad, cuando el cachorro es capaz de separarse de la madre, y dura hasta las 12 semanas, edad a la cual los patrones de comportamiento infantiles terminan y los cachorros son más atraídos por la interacción con el ambiente que por la de su madre y hermanos. No es aconsejable impedir que los cachorros practiquen estos “juegos de caza”, siempre que no se ponga en peligro su integridad, lo que es altamente improbable en camadas normales.

Aunque la caza no sea un instinto, a lo largo de la domesticación del perro el hombre ha seleccionado en su beneficio razas en las que alguna de las secuencias de conductas que integran la conducta compleja de caza están más desarrolladas y por el contrario otras están reducidas. Para que quede más claro vamos a ver algunos ejemplos:

- Rastreo: En este caso el hombre ha seleccionado perros con especial capacidad para seguir el rastro como, por ejemplo, los sabuesos, los cuales en contraposición tienen reducidas las “pulsiones” de acecho y persecución.

- Acecho: En el caso de los perros pastores el hombre ha seleccionado perros con especial capacidad para el acecho con la finalidad de guiar y conducir el ganado.

- Muestra: Se puede definir como un acecho más duradero. En los perros de muestra, se ha seleccionado de forma artificial la prevalencia e hipertrofia de unas pautas motoras sobre otras. En el perro de muestra la pauta motora de fijar mirada-acecho debe prevalecer sobre la de persecución. Del mismo modo que se ha hipertrofiado el acecho, se han reducido al máximo los patrones de matar, diseccionar y consumir. El entorno en el que se ha desarrollado esta selección, es decir, en presencia de humanos, ha llevado a desviar esa secuencia de predación a su grado máximo.

- La persecución: Ante la huida de la presa se dispara el impulso de persecución. Los perros en los que se ha seleccionado este comportamiento liberan su energía endógena y excitación al perseguir una presa o un objeto en movimiento, incluso en algunos casos es probable que cuando la capturen pierdan el interés por ella.

- El impulso de presa o sujeción: Estimula la posterior sujeción de la presa, esta sujeción será más fuerte en los perros en los que se ha seleccionado este comportamiento, llamados perros de presa o sujeción.

- Transporte de la presa: Estos perros, “los perros de cobro”, tienen una necesidad instintiva de llevar objetos en la boca, se puede observar en los canes de agua y los retrievers.

Podemos pensar que para que un perro desencadene alguna de estas pautas de acción es imprescindible un estímulo desencadenante pero no siempre es así. En casos extremos de ausencia prolongada de estímulos desencadenantes es probable que alguna de las secuencias de la conducta compleja de caza se dispare en vacío (sin ser provocada por un estímulo externo).

En concreto, podemos observar esta afirmación en perros que están confinados en jaulas y perreras. Es esencial facilitar estímulos a los perros para que puedan llevar a cabo las conductas que les son propias y no se manifiesten en ausencia de estímulo como válvula de escape.

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