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La pesadilla de las avispas asiáticas

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El olfato canino puede localizar en las alturas de los árboles los nidos de la avispa velutina, a pesar de estar hechos con la misma biocelulosa. Seis perros son la pesadilla de las velutinas en Girona, Navarra, Valladolid, Jaén y Albacete. Tras un concienzudo entrenamiento, basado en un marcaje pasivo, saben localizar los nidos de las velutinas, normalmente en las alturas de los árboles, que al estar formados por biocelulosa del mismo entorno se camuflan muy bien y cuando se ven a simple vista ya es tarde. Estos insectos se activan con el movimiento y si se sienten en peligro, sus 2.000-3.000 ejemplares atacan hasta una distancia de 500 m.

por Miguel PELE

Para iniciar el proceso de aprendizaje es necesario que el perro manifieste interés por las muestras de nido que se le facilitan. Según señala a LADRIDOS Marc Masdeu, propietario de la escuela canina Rock&Roll, y pionero en el entrenamiento de perros para detectar este tipo de avispas: “usando el clicker y los premios (que primero son comida y luego también la pelota) y que le dan calma al perro, se aborda el entrenamiento primero en pequeñas distancias, haciéndose cada vez más largas, hasta que el perro indica con su hocico el lugar donde se encuentra el nido. Siempre hablamos de un marcaje pasivo, pues es muy importante no activar las avispas con movimientos bruscos, ruidos, ladridos… por la seguridad del guía o del can”.
Paulatinamente se van “bajando las dosis de las muestras proporcionadas por entomólogos y a su vez elevando la altura de localización, comenzando desde el suelo, luego a 65 cm, 1 m, 2 m… hasta llegar a los 15-16 m con ayuda de cuerda de escalada”, matiza Masdeu. Ahí, el perro deberá focalizarse con ayuda del viento para marcar con su hocico la rama o la copa del árbol donde está situado el nido. “Una vez localizado, se marca el tronco del árbol con espray que no contamine y se envían las coordenadas a las autoridades pertinentes para que decidan qué deben hacer con él”.
Así es como Marc Masdeu adiestró a Rock, su border collie hace unos cinco años durante 18 meses. Comenzó a trabajar con unas muestras congeladas que le facilitaron agentes rurales y se encontró su primera dificultad: distorsionaban el olor de los nidos, lo que retrasó el entrenamiento de Rock, que necesitó tiempo ya que el perro tenía que discriminar entre el nido de las avispas asiáticas y otros de insectos de la familia de los himenópteros, tales como la avispa autóctona, el avispón, la maculata…

  

Una vez superada esta etapa, llegó el momento de perfeccionar la búsqueda saliendo al monte, a lugares donde se tiene conocimiento por vecinos de la existencia de este insecto. El proceso se centra en triangular zonas de 1,5 km de perímetro, trabajando también con el perro la llamada en estas salidas.

 En 2014 Rock ya estaba preparado y llegaron los primeros éxitos. “Con este método en 2014 localizamos 6 nidos. A día de hoy llevamos unos 220 nidos en estos cuatro años”, aclara Marc.

 

Junto con el border collie en su centro canino Rock&Roll de Olot (Girona) también ha preparado a Calypso, una malinois de 5 años (con esta tardó solo siete meses), listos para ser la pesadilla de las velutinas. Además, su método es reconocido por otros adiestradores y ha ayudado a formar a Olga y a su labrador en Navarra; dos malinois, uno en Lumidasen perros de trabajo (Albacete) y otro en Andalucía K9, Baeza (Jaén); y un pastor alemán en la asociación canina Dogvall (Valladolid), con un plan de trabajo proporcionado por él a los diferentes centros caninos de esas ciudades, que se encargaron de la preparación de los canes.

El trabajo de estos perros, principalmente los dos de Masdeu, se realiza ante peticiones de apicultores y viticultores que encuentran en la avispa asiática una seria amenaza para su producción, sin menospreciar el peligro que supone para los trabajadores.
Marc está en contacto con algunos centros caninos de Vigo, en Galicia, y del norte de Portugal, a raíz del fallecimiento este verano en la comunidad gallega de tres personas atacadas por las velutinas, para poner en marcha su método en esa zona. El dueño de Rock y de Calypso, avisa de que estos insectos están empezando a bajar de las alturas de los árboles y construir sus nidos incluso a tan solo dos metros del suelo. Con un tamaño, en los nidos mástirandes, similar a una bombona de butano y con un número superior a los dos mil ejemplares, “hay riesgo para eltiuía, para el perro y para todo el que esté cerca. Es como buscar una mina antipersona”, concluye Marc

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Buscan por el olor de excrementos
Cerca de Coruña, la escuela de formación de guías caninos Cruz de Calatrava, con un procedimiento similar, adiestró a dos pastores alemanes para localizar nidos por los excrementos de estas avispas. Así lo hizo Mariano, siguiendo las indicaciones de un entomólogo, que le facilitó muestras de los restos de heces que los insectos dejan en el suelo bajo enormes nidos, que pueden superar el metro de altura y 80 cm de diámetro. Sus perros hacen localización de nidos con un marcaje activo, ladrando cuando encuentran uno. Allí el probema lo tienen los madereros, pues al cortar un aucalipto les puede caer encima un nido con miles de avispas.

 

 

 

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