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Perros acompañantes al juzgado

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Venus, Bosco y Pot, perros adiestrados, van con los menores que tienen que declarar o realizar cualquier otro trámite ante la justicia. Estos tres perros se encargan de preparar actualmente a 11 menores para cuando tengan que acudir al juzgado de violencia de género de Betanzos (Coruña). El proyecto está financiado por la Fundación María José Jove, con el apoyo de APICO y la preparación de los perros por parte de Candamín, en la que un adiestrador y una terapeuta se encargan de que estas visitas al juzgado sean lo menos violentas posibles y los menores puedan sentirse tranquilos ante situaciones complicadas.

Por Miguel PELE

Un equipo multidisciplinar de psicólogos, terapeutas ocupacionales y el adiestrador canino Adrián Paredes y su compañera, Lucía Lombardía de Candamín, valoran cada caso y deciden el tipo de intervención con el menor y con cuál de sus tres perros actuar. “De estas sesiones, con una terapia y unos objetivos claros, se realizan informes que se envían al juez y que harán que se valore la situación, dotando a los jueces de una herramienta que ayude a tomar la mejor decisión”, aclara a LADRIDOS Adrián.
En las sesiones se tiende a que el protagonista sea el perro, pues al haber diferentes tipos de profesionales el menor puede sentirse intimidado. Lombardía, terapeuta de Candamín, es la que determina tanto la psicología del perro que va a tomar contacto con el niño, el enfoque de las sesiones, previa entrevista con la directora del CIM (Centro de Información a las Mujeres) de Curtis, también terapeuta. Junto con APICO lleva otros programas de violencia de género y a raíz de esa experiencia durante un año surgió este nuevo proyecto de acompañamiento de menores a los juzgados cuando tienen que declarar.


Viendo las dificultades que genera en todas las personas y en especial en los menores acudir a un juzgado, pensaron que los perros podrían conseguir relajar esta situación en los más vulnerables. E investigando vieron que el único que podía bajar el ritmo cardíaco y tranquilizar a una persona es el perro conocido, por lo que este programa incide previamente en el contacto entre los perros de terapia y los menores afectados.
Cuentan con tres perros ya preparados, además de otro en preparación y un quinto en fase de selección. “Se vigila el estrés en el perro, evitando que estas situaciones repercutan en la salud mental del animal, a la gestión del estrés, pues pueden encontrarse con gritos, movimientos impulsivos o situaciones de falta de control emocional.
Por ello se busca una formación en el perro de una forma amable hacia el trabajo que va a desempeñar. No creemos en una única raza para este tipo de intervenciones, sino en individuos con características específicas para poder intervenir”, afirma Paredes.
La más veterana es Venus, una perra de aguas de 9 años, con facilidad al trabajo hacia las personas y con mucha autonomía, aspecto que se le permite en las sesiones con menores. Admite el contacto directo porque se ha trabajado de esta manera, preparada para una persona que necesite un contacto y una demanda de atención.
Bosco es un braco de dos años recogido del refugio de Cambados y que se valoró positivamente en sus capacidades. Con él pretendían un perro en el que se ha fomentado una espera pasiva hacia las personas. No busca una interacción, es un perro pasivo que simplemente está ahí, a la espera de que el menor quiera o los profesionales digan.
Pot, otro perro de aguas, tuvo un traumatismo con tres meses que le afectó a su visión y movilidad derecha. Por sus características, lo suelen presentar a las personas como una barrera que se puede superar y que las personas se puedan ver reflejadas en él. Es autónomo hacia las personas, sin invadir tanto, y también es pasivo en espera.


Las sesiones se realizan habitualmente en la Casa de la Juventud de Betanzos, si bien algunas intervenciones se pueden llevar a cabo dentro de la parroquia de Curtis. Las sesiones de acompañamiento se realizarán en una sala destinada a violencia de género, lugares que ya han sido visitados por los perros en su fase de entrenamiento y conocimiento de los diferentes espacios donde trabajarán.
Cuando los niños estén preparados comenzarán los acompañamientos al Juzgado de violencia de género de Betanzos y se comprobará si la labor previa ha tenido la utilidad para la que se está trabajando desde distintas organizaciones.

El proyecto

La Fundación María José Jove, a propuesta de APICO (Asociación por la Igualdad y la Coeducación) presentó un proyecto de perros de terapia de acompañamiento a menores cuando tienen que acudir a declarar al juzgado de violencia de género de Betanzos (Coruña). La financiación del programa corre a cargo de la Fundación y principios de febrero ya comenzaron a trabajar con los niños que tenían esta necesidad.
Se trata de un proyecto novedoso en España porque compagina la labor de terapia previa y el acompañamiento posterior con los perros a los juzgados. Todo esto se realiza en la denominada área metropolitana (Betanzos, Curtis, Teixeiro… hasta completar 17 municipios). Comienza como experiencia piloto, de duración de un año, pero que se irá ampliando en función de las necesidades, respaldado por la presencia del juez de violencia de género de Betanzos.
Desde la Fundación valoran positivamente estos primeros pasos, tanto desde la perspectiva de los menores como de sus familias, los perros acompañantes y el propio juzgado.

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