Síguenos

6349917

Tu revista canina


cabecera5Aniversarioweb

 

  suscripcion2

Toda la información del mundo del perro a golpe de clic

¡NO TE LA PIERDAS!

 

Preparada para recuperar el visón europeo

vison

Peka, parson terrier de poco más de un año, está preparándose, de la mano de Adrián Gómez, para detectar heces de visón europeo, especie en peligro crítico de extinción. Tras seis meses de aprendizaje progresivo, ahora está a punto de finalizar su formación como perra ecodetectora, a falta de demostrar que es capaz de diferenciar las heces de un visón americano, especie invasora, de uno europeo, objetivo de conservación.


Por Emer IGLESIAS

 

Síguenos

La asociación Odor Naturae decidió convertir a esta cachorra de parson terrier en una perra ecodetectora especializada en heces de visones europeos para así contribuir a la lucha contra el riesgo crítico de extinción que esta especie sufre a nivel mundial.
Peka llegó a casa de Adrián García, en Bilbao, hace seis meses. A partir de ahí el proceso ha sido ascendente y ya está en la etapa final en la que la person terrier tendrá que aprender a diferenciar restos de visón europeo de la especie invasora que se le está “comiendo”, el visón americano. “Hablamos de dos especies prácticamente idénticas, con una alimentación muy similar, yo tengo cierta seguridad de que el perro será capaz de discriminarlo, pero no lo sabemos porque no se ha hecho hasta ahora”, matiza Adrián a LADRIDOS.
Aunque la alimentación de uno y otro puede ser la misma, lo que lleva a poca diferencia en las heces, “sí que es verdad que el visón americano es más generalista, puede comer una rata o una paloma, pero también va a comer trucha, la duda es si el perro es capaz de discriminar el visón europeo comiendo trucha de un visón americano también comiendo trucha”.
Para llegar a ello, el camino es un trabajo muy exquisito y pautado desde la base, que el guía lleva al milímetro. “Lo primero fue la habituación a distintos entornos, dediqué bastante tiempo a la socialización y a crear vínculo con ella”.


Una vez estaba bien socializada con el entorno, llegó la etapa de la sustancia. “Comencé con heces de visón europeo, trabajando con ocho muestras diferentes, variando de alimentación, sexo, edad del animal, que nos facilitaron en la Fundación FIEB, centrada en la repoblación del visón europeo. La suerte es que podíamos saber la alimentación de esos animales y trabajar con esa variabilidad”.
Lo primero fue asociar la sustancia sin pedir ningún marcaje, simplemente haciendo que muestre interés con la sustancia, jugando con la curiosidad. “Te lo enseño, te lo guardo, poco a poco lo llevé a un punto a punto (la colocación de botes en línea), donde iba discriminando sustancias. Empecé con sustancias muy diferentes, como esencia de tomillo o de salvia y fui metiendo heces de diferentes animales como el zorro, perros, vaca, y me fui acercando a los mustélidos, empezando desde el tejón hasta la nutria, que puede ser lo que más se le parezca a las heces del visón europeo, pasando por garduña, gineta o marta, también de colecciones zoológicas donde podíamos controlar la alimentación”.
Con este entrenamiento, de unos dos meses, el guía ya tenía la certeza de que el perro discriminaba las heces de visón de las de otros animales con la misma alimentación.
“Luego comenzaron las búsquedas libres siempre a favor de viento y con bastantes referencias físicas para ayudar a que la perra desarrolle esa búsqueda”.
Después las referencias físicas van desapareciendo y la perra empieza a buscar directamente.
“Ahora estamos en fase de alargar esas búsquedas libres, darle generalidad al ejercicio, cambiando entornos, para fijar bien, darle autonomía a la perra. En esta etapa se trabaja siempre más a favor de viento porque es la manera que le llega la información al perro, pero luego llega el momento que busque en contra del viento y con las cosas más complicadas”, indica Adrían.


Tras enseñar al perro ecodetector cómo debe marcar cuando encuentre restos objetivos, ya solo queda discriminar entre heces de visón europeo o americano. Una vez pasada esa fase, para la que le pueden faltar menos de tres meses, ya estaría lista para comenzar su etapa “laboral”.
Paralelamente Adrián está trabajando el control del instinto de caza. “Me traje un conejito a casa, en temas de conservación es prioritario que el perro sepa autocontrolarse y gestionarse frente a estímulos de caza. Estoy trabajando que ignore al conejo, incluso que pueda trabajar cerca de él. El siguiente paso será traer un hurón en casa, que es un bicho más cercano a la especie que vamos a trabajar, para que se acostumbre a este tipo de animales sin causarle esa ganas de cazar”.
Mientras el perro está oliendo, está trabajando la nariz, está en su mundo, no está usando la vista, por mucho que se mueva el conejo, él está con el olfato. “A mí me parece la forma más fácil de trabajar todos estos impulsos, porque van con el ojo y en cuanto empieza a usar la nariz se olvida del ojo”.
Pekas es propiedad de la asociación y Adrián tiene un contrato de cesión de un año. Al finalizar, si está funcionando, se hará otro contrato de otro año. “Seguramente luego a ver si me quedo con ella, esta perra acusaría despegarse de mí”.

 

En cautividad

El visón europeo está en peligro crítico de extincion en nuestro país desde hace un año, donde apenas existen 500 ejemplares, por la invasión del visón americano, la contaminación de los ríos y la pérdida de su hábitat natural. La Fundación FIEB en su Centro de Cría en Cautividad ha logrado 15 crías: Kexaa, Kalamua, Kutxu y Kanbo en 2015; Matute, Melgar, Medina y Mazuela en 2017 y Najerilla, Navas, Navarniz, Nervión, Nuez, Nalda y Neila en 2018. El objetivo es lograr la cría de individuos susceptibles de ser liberados al medio natural con altas tasas de supervivencia. Los cachorros se han destinado a mejorar la estructura demográfica y genética del programa de cría, llevándose a cabo en 2017 las primeras liberaciones tras la identificación de zonas idóneas para las mismas en el territorio español.

Pin It