Cómo jugar con tu perro a rescatar objetos o maniquíes en el agua
Un perro y su guía están preparados para rescatar objetos, maniquíes, arrastrar lanchas o salvar a figurantes que simulan ahogarse. El Rescate Acuático Deportivo (RAD) es una actividad deportiva para los amantes del agua, alejado del salvamento marítimo real, que se reserva a los profesionales. Para esta actividad deportiva se necesita una preparación previa tanto de guía como del perro, que requiere obediencia, trabajar el olfato y la resistencia en el agua
Por Miguel PELE
Si compartes con tu perro la pasión por el agua esta modalidad deportiva seguro que os enganchará. Para practicarla hay que comenzar con una buena socialización del perro, que puede ser de cualquier raza, aunque si quieres ir subiendo de nivel los mejores nadadores son el terranova, el labrador, el Golden y el perro de agua portugués.
Sissi buscaba un perro para asistencia, pero descubrió que le apasionaba el agua y decidió prepararlo. Es un labrador color chocolate, con casi dos años llamado Kion de Lar de Mugardos. Al provenir de un cuidador responsable tiene una genética y una sociabilidad garantizadas, así que cuando lo llevó al agua y descubrió que “Era muy bueno y rápido en el líquido elemento cambió la asistencia por el rescate acuático”.
Como lo primero es la sociabilidad, pasó las pruebas pertinentes sin ninguna dificultad. Tras ello, a través de Aecat (Asociación Española de Criadores y Amigos del Terranova), que admite otras razas para que se presenten a los diferentes niveles, Sissi y Kion se presentaron en Ávila, donde asistió la presidenta y jueza de Aecat, María Pilar Merino, en la única prueba anual que da oportunidad para demostrar sus habilidades. Y la superaron con una puntuación 93 y de ‘Muy bueno’ en la calificación.
Preparación del perro
Pero volviendo al hilo, este es el resultado de un largo proceso de entrenamiento, tanto de la guía como del perro. Si nos centramos en Kion, además de la ya mencionada sociabilidad, tuvo que ir realizando ejercicios de entrenamiento tanto en tierra como en el agua.
Desde lo más básico como es ir caminando junto al guía con y sin correa, siempre a la izquierda, se trabajó la permanencia, quedando tumbado hasta que se recibiese la orden de la guía para levantarse. “Primero unos minutos y luego hasta media hora. Trabajé el olfato, dándole un objeto de cualquier material que debía buscar posteriormente, primero escondiéndolo cerca y luego alejándolo progresivamente”, aclara Sissi.
También ir a recogerlo y devolverlo en la mano al guía, con la complicación de que se lanza y el perro debe esperar a la orden de su guía para recuperarlo.
A su vez, se va realizando el entrenamiento acuático con dos asas, con un chaleco salvavidas para el perro y su correspondiente línea de vida. Estas asas son a las que se tendrá que agarrar el figurante para que lo arrastre. A veces es un traje de neopreno relleno de espuma que el perro debe llevar cogido del brazo para salvarlo.
En las zódiac o kayak e incluso en las tablas de surf, se ejercitará el equilibrio y la propiocepción, tan importantes para el perro, y acostumbrarse al ruido del motor de la embarcación. Siempre deberá esperar a la orden del guía para lanzarse a rescatar objetos o figurantes. A veces, irá nadando detrás de la embarcación para trabajar la resistencia, pues según suba de nivel también aumentará la velocidad.
Según la situación, el perro tendrá que rescatar un objeto lanzado, un apporst, un remo, un bidón o una cuerda con nudos; también puede ser una víctima que esté en peligro, a la que incluso es capaz de llevar un aro salvavidas; o remolcar una barca, que deberá estar provista de una cuerda de la que el perro morderá para tirar de ella.
“Importante es que el perro tenga las uñas cortadas, tanto por la seguridad de la víctima de ahogamiento como por la de la lancha o tablas hinchables, que puede ser inflable y provocarle un pinchazo”.
El guía, también
El guía deberá tener una formación específica del salvamento o la búsqueda, la obediencia canina, en qué consiste un figurante, que podría pasar por una persona a rescatar, para saber dar las órdenes oportunas a su binomio y controlarlo cuando se están realizando las pruebas, para que no deambule a sus anchas y las entorpezca.
Como dificultad para realizar estos entrenamientos “Nos encontramos con la escasez de lugares donde se puede realizar, sobre todo en verano, cuando la mayor parte de las playas, tanto marinas, como de ríos, lagos o pantanos están limitadas al uso de bañistas y prohibidas para perros. Podrán usar las permitidas, con condiciones precarias, playas de rocas, a veces sucias o con mal acceso para llevar una embarcación”. Es una reivindicación que hacen desde hace mucho tiempo las asociaciones de perros de trabajo, poco apoyados por las administraciones.
Finalmente, distinguirla y diferenciarla del salvamento marítimo, en la que los perros y el personal que los lleva sí que se enfrentan a situaciones de ahogamiento real y su preparación es inmensamente más profunda y profesionalizada, que hay que dejar a los profesionales de salvamento.
(Páginas 24 y 25)
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